domingo, 23 de abril de 2017

«Diosas y Diablesas» Maria Alexandrova y Blanca Li

Maria Alexandrova y Blanca Li.
Foto: Josep Guindo

Un dúo de bailarinas acompañadas por unos espectaculares efectos visuales, una magnífica iluminación y un vestuario divino, nos sedujo la noche del viernes en el Teatre Auditori de Sant Cugat. Son diosas, son diablesas, son mujeres que bailan, son Blanca Li y Maria Alexandrova, poder femenino trasmitido a través de la danza.

Carolina Masjuan

Este espectáculo fue creado para el Théâtre des Champs Elysées y se estrenó en París el 22 de diciembre de 2015. Llega por tanto ya rodado a España donde después de Sant Cugat se podrá ver en el Centre Cultural de Terrassa y en Madrid, en los Teatros del Canal.

Blanca Li. Foto Josep Guindo
Blanca Li, granadina de cincuenta y tres años, formada en la cultura árabe-flamenca, en danza moderna en Nueva York (Graham, Hip-Hop, …) y en gimnasia (fue miembro del equipo de gimnasia rítmica español) es una coreógrafa multifacética que ha trabajado con artistas muy diversos desde Pedro Almodovar a Beyoncé pasando por diseñadores como Azzedine Alaïa o Stella McCartney, quienes, junto a Jean Paul Gaultier y Sophie Théallet, firman el impresionante vestuario. Talentosa y polifacética, con la curiosidad siempre alerta, es bailarina, coreógrafa, directora y realizadora a la vez. Su carrera se ha desarrollado en Francia donde tiene la sede su compañía desde 1993. 24 años después, la compañía está totalmente posicionada como una de las compañías independientes en la escena contemporánea francesa e internacional y ha presentado más de una quincena de creaciones.

Maria Alexandrova, de treinta y ocho años, es conocida por los balletómanos españoles sobretodo gracias a las retransmisiones de ballets en cine desde el Bolshoi, compañía a la que se incorporó en 1997 donde es bailarina principal desde 2004. Lleva por lo tanto veinte años reinando en uno de los templos indiscutibles del ballet clásico. Admirada y querida hasta el punto de que la misma Tamara Rojo la definió como una de las mejores bailarinas del mundo en ocasión de una Gala en la que compartieron escenario en el Teatro Real de Madrid, Maria confesó que nunca hasta ahora, había bailado una coreografía creada por una mujer.

Maria Alexandrova. Foto: Jordi García (Local Press)
Cuando Blanca Li empezó a trabajar en esta creación tuvo claro que quería trabajar con una bailarina clásica, entonces recurrió a Brigitte Lefèvre, ex directora del Ballet de la Ópera de París, para que le recomendara a alguien y ella la puso en contacto con Maria Alexandrova.

Después de unos pocos días de trabajo conjunto y a pesar de no poder apenas comunicar con palabras, dado que Maria habla poco inglés, tuvieron claro que se entendían muy bien, no había apenas necesidad de hablar ya que aunque parecen, y son, muy distintas, la comunión artística entre ambas funcionó de maravilla, las unía algo muy fuerte, ese poder femenino que ambas poseen y transmiten, cada una a su manera.

El montaje, evocando el poder de las higueras mitológicas, se desarrolla a lo largo de doce secuencias en las que las dos artistas suman esfuerzos y dan forma a uno de los espectáculos más vibrantes de sus carreras.

Cuando se abre el telón sobre un fondo traslúcido como de cortina a rayas, no tienes claro si se trata de una filmación o si realmente la bailarina está en escena. Sí, lo está, Maria Alexandrova nos cautiva con un solo impresionante, control absoluto, bellas formas que van cambiando en un cuerpo perfecto, elástico, armonioso, fuerte. Cuerpo de mujer, de bailarina, de diosa o de diablesa, altamente seductor.

Maria y Blanca. Foto: Josep Guindo

Los dúos y solos se suceden en secuencias rápidas, aunque repetitivos nunca cansinos, porque es tal la magia, el poder, la seducción, que desprenden ambas artistas, arropadas por una preciosa música y una escenografía atractiva y atrevida pero que nunca distrae de lo esencial, que con ellas y su movimiento, el tiempo pasa volando.

Vestidas en blanco y negro de forma alternativa, una es la diosa y otra la diablesa, bailan al unísono, o ligeramente desiguales, una de frente, otra de espaldas, dos caras de una misma moneda, o dos monedas distintas. Del blanco y negro se pasa al color, vestidos vaporosos que siguen bailando con ellas, bailando gracias a ellas, baile siempre poderoso y exquisito.

Maria Alexandrova. Foto: Josep Guindo
Dos puntos álgidos del espectáculo son dos solos, el de Blanca con un vestido rojo que firma Alaïa, con un sobre-vestido con mucho vuelo y que, imaginando lo que debe pesar, una no puede más que admirar, de nuevo, la fuerza de esta mujer en una danza donde la bailarina deja fluir su esencia más andaluza. Precioso.

Y el de Maria, con otro vestido creado por y para la danza, que baila con ella, cuando en un alarde de demostración técnica clásica, con una clase apabullante y sin ningún fuego de artificio innecesario, toma la escena con sus puntas firmes, veloces, sus líneas exquisitas, dibujando en el aire figuras efímeras.

Sí, los vestidos suponen otro de los elementos significativos del espectáculo. El vestido transmite la esencia de lo que se quiere contar y se adapta en cada momento al rol específico de la bailarina.

Al final, también el pelo se une a la danza y ambas, con sus largas melenas desplegadas en todo su esplendor, bailan con él en un ritmo más desenfrenado, colofón perfecto a un espectáculo poderoso, vital, elegante y seductor.

Gracias una vez más a Sant Cugat y Terrassa por una programación inteligente, variada, capaz de satisfacer distintos paladares y siempre con propuestas de altísimo nivel.

Blanca Li. Foto: Josep Guindo
Ficha Técnica :
Dirección artística y coreografía :  Blanca Li
Bailarinas :  Maria Alexandrova, Blanca Li
Música:  Tao Gutierrez con Enrico Barbaro, Gherardo Catanzaro, Carlos Koschitzky y dirección de Carlos Martin
Decorados: Pierre Attrait
Videografía:  Charles Carcopino
Iluminación:  Caty Olive
Vestuario : Azzedine Alaia, Jean-Paul Gaultier, Stella McCartney, Sophie Théallet

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